Otra vez viernes. ¡¡San Viernes!! Y con él, ya que esta semana no tenemos festivos que nos bailen el calendario, llegan los estrenos de cine; como es habitual. Es cierto que la segunda parte de El Hobbit de Peter Jackson es, posiblemente, la película que más entradas va a despachar, no sólo hoy, sino durante todas las navidades, pero tras ese grandilocuente estreno, se esconde otro, algo más "modesto", pero seguramente más interesante, y que además, se llevará más galardones, como avalan las nada menos que 12 nominaciones en los Premios del Sindicato de Actores, los SAG.
Me refiero por supuesto a 12 Años de Esclavitud, la nueva cinta de Steve McQueen que ya se perfila como la favorita de este año en los Oscar y que, además de nominaciones ya trae bajo el brazo algún premio, como el del Mejor Director del Círculo de Críticos de Nueva York.
Pero no todo son premios o nominaciones. Lo importante es que, detrás de un título como 12 Años de Esclavitud hay una película excelentemente dirigida; mejor que Shame o Hunger, los otros títulos hasta la fecha de McQueen y una historia más que interesante, basada en la novela autobiográfica del mismo título, que cuenta la vida de Solomon Northup.
La historia nos relata como, un hombre de color, neoyorquino y libre, Solomon Northup, (Chiwetel Ejiofor) es secuestrado y vendido como esclavo para una plantación de algodón a finales del siglo XIX. Sometido a las continuas vejaciones del dueño de la plantación (Michael Fassbender), el típico tirano que ya hemos visto en tantas películas con historias parecidas, Northup consigue no perder las esperanzas de recuperar su libertad hasta que recibe la ayuda de Samuel Bass (Brad Pitt), un canadiense que está a favor de la abolición.
Una historia real de esclavitud y racismo
La sinopsis ya es lo suficientemente llamativa como para hacer que queramos estar ya en el cine, pero no sólo esta acompaña; las interpretaciones tanto de Ejiofor como de Fassbender nos son magistrales, confirmando a este último como un actor de lo más versátil, pero el elenco de secundarios es casi tan atractivo como la actuación de los protagonistas. Y no sólo lo digo por Brad Pitt, lo digo por ejemplo por Benedict Cumberbatch (que no tiene bastante con ser la voz del dragón Smaug en el otro gran estreno de la semana), o por Sarah Paulson, que gana enteros cada día gracias a su magistral trabajo en American Horror Story.
Por supuesto, y más viniendo con el sello de Steve McQueen, la película no anda falta de polémica, y en Estados Unidos levantará ampollas, aunque, como suele pasar en estos casos, su componente dramático, y lacrimógeno, todo hay que decirlo, se ganará el corazón de los espectadores.
Así que ya sabéis; si no tenéis problema con que os muestren la crudeza de una historia como esta, y no os importa que se os escape alguna que otra lagrimilla; hoy tenéis cita con el buen cine; que luego llegan los Oscar y no sabéis de qué se está hablando cuando empiecen a repartir estatuillas.
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