Me flipan los churros. me recuerdan a mi infancia, cuando en pleno mes de diciembre andaba por las heladas calles de Puigcerdà (Cerdaña) y mis padres me compensaban con un buen cono de este dulce manjar por no estar quejándome cada 5 minutos (pero sí cada 10). Desde mis orígenes soy una zampabollos y ahora el peligro se encuentra en la esquina de casa, pues en Barcelona acaban de abrir Comaxurros, el paraíso para los adictos a esta comida. Es entrar por su puerta y uno accede a un mundo de fantasía, donde los churros se disfrazan con sabores atípicos y curiosos (pero deliciosos).
Se encuentra en la calle Muntaner 566 (al lado de Plaza Bonanova) y viene de la mano de la mano de la pastelería Canal. Entre sus degustaciones me llaman la atención los que simulan unas patatas bravas o los que se presentan con salsa boletus. ¡Eh! Debes saber que su masa no lleva azúcar, por lo que las combinaciones extremas y estrambóticas son posibles.
Con una idea tan genial, su packaging va cogido de la mano de su filosofía: dibujos divertidos, un logo sencillo pero molón y productos que llaman la atención de todo viandante.
No solo de churros vive este lugar, los buñuelos de viento, de crema y de bacalao tiene su público.
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