Cocina, ubicación, buen ambiente y horario ininterrumpido, esos son los cuatro pilares básicos en los que se sustenta el éxito del restaurante Aspen. El que fuera en su momento el primer restaurante de La Moraleja se presenta esta temporada totalmente renovado tanto por dentro como por fuera y entre otras cosas gracias al trabajo del estudio de arquitectura e interiorismo A-cero.
Aspen ha ganado metros cuadrados en la reforma y así ha podido añadir una nueva zona de barra con mesas altas que se comunica con la terraza mediante una cristalera abatible. El proyecto ha incluido también la creación de un reservado para unas cuarenta personas y la renovación de la cocina que ahora es más visible, más amplia y más funcional.
Aspen ha querido, para el inicio de esta nueva etapa, contar con las mejores firmas en cada ámbito. Por eso ha eledigo el estudio del arquitecto Joaquín Torres para la ampliación y redecoración del local, a Flores Valles, el Ferrari de las cocinas industriales, para el equipamiento y a Joaquín Felipe, en la imagen sobre estas líneas, para estar al frente de la cocina.
Joaquín Felipe se formó en sus inicios con Luis Irizar, trabajó en los años dorados de El Chaflán y en los hoteles Urban y Villa Real. Durante su dilatada experiencia ha construido un estilo muy personal que le lleva a presentar las mejores materias primas en elaboraciones sencillas en su concepción, pero ricas en matices y sabor. Joaquín ha dado una vuelta de tuerca a la carta de Aspen reescribiendo sus greatets hits e incorporando nuevas recetas de propio cuño.
En lo que a decoración se refiere, lo que se ha pretendido con la reforma es renovar el típico refugio de la estación de esquí a la que debe su nombre y diseño el local. Entre los materiales destacan las maderas naturales y el microcemento en tirada vertical y horizontal que le da un toque industrial. Detalles destacados son los trineos y los esquís en su decoración.
El resultado es un espacio moderno y cálido que consigue lo que su ideólogo, Miguel Arias, pretendió con su apertura. La idea inicial era llevar a la plaza más animada y concurrida de Madrid, la de La Moraleja, el lifestyle de las montañas de Colorado.
Y nos centramos ya en la carta, que conocer al chef está muy bien y la decoración nos gusta que sea mona, pero si hay algo fundamental en un restaurante es la comida. Algunos de los platos más recomendables son el gazpacho en vaso helado, la tortilla española, un clásico que nunca falla, las croquetas de chipirones, los macarrones con sobrasada de ganso ibérico y la hamburguesa 'steak'. Para el postre un imprescindible, la tarta fina de manzana de Aspen, que podéis ver en la foto bajo estas líneas, y que se mantiene en la carta como uno de los clásicos inamovibles a petición de los clientes.
También hay opciones para los amantes de la cocina oriental como la ensaladilla de wakame y tartar de atún, el maki invertido de anguila y aguacate, el ceviche de pez mantequilla, la merluza en pipirrana, los arroces variados o el tataki de atún de Almadraba. Así las propuestas de toda la vida comparten carta con estas más innovadoras.
Por supuesto también han reestructurado la carta de vinos con el apoyo y la asesoría de Miguel Laredo y Eva Alonso, de la Taberna Laredo. Ahora cuentan con más de cien referencias con una mayor presencia internacional que incluye champagnes curiosos de pequeños productores, auténticas joyas de Borgoña y Burdeos y los mejores representantes de Piamonte, Portugal y Australia. Tampoco descuidan el apartado nacional con diecisiete denominaciones de origen y regiones productoras de vinos modernos y de tendencia.
Como antes os decía el restaurante está situado en la Plaza de la Moraleja en Alcobendas y además está abierto los 365 días del año desde el mediodía hasta las dos de la madrugada, ampliando su horario de jueves a sábado hasta las tres y teniendo siempre la cocina abierta de una de la tarde a doce de la noche.
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