¿Quién dijo que hacer una tarta de manzana fuese difícil? Yo no desde luego, y para muestra un botón, bueno mejor dicho una receta, la de esta tarta de manzana, la más fácil del mundo y una de las más ricas que he probado. Este pastel, que se hace en un plisplas, veréis que desaparece de vuestra cocina a la misma velocidad con la que lo habéis preparado.
No sé si por su textura suave, su aroma a manzana asada o ese aspecto rústico y artesanal que recuerda a las tartas de antes, lo cierto es que es una receta que yo repito y repito y nunca me canso de ella. Así que hoy quiero compartirla con vosotros y que la pongáis también en práctica.
Ingredientes para cuatro personas
- 3 manzanas grandes
- 3 huevos M
- 120 azúcar
- 40 almendra en polvo
- 45 g de maicena
- 200 ml de nata al 35%MG
- 185 g de leche entera
- Esencia de vainilla
- 1 cucharaditas de mantequilla
- Azúcar glas para espolvorear
Cómo hacer la tarta de manzana más fácil del mundo
Comenzaremos precalentando el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Seguidamente engrasamos con una de las cucharaditas de mantequilla un molde para tartas de unos 24 centímetros de diámetro. Reservamos.
En un bol mezclamos los huevos con el azúcar, añadimos la maicena, la almendra en polvo y la esencia de vainilla. Removemos bien para mezclar los ingredientes. Añadimos la leche y la nata líquida y volvemos a mezclar con unas varillas.
Pelamos las manzanas y las picamos en rodajas finitas. Las echamos en el molde haciendo capas, y vertemos la mezcla líquida por encima cubriéndolas bien. Horneamos durante 30 minutos, abrimos el horno y le echamos la otra cucharadita de mantequilla encima y horneamos de nuevo 10 minutos más. Retiramos del horno y una vez templada espolvoreamos con azúcar glas.
Tiempo de elaboración | 1 hora
Dificultad | Muy fácil
Degustación
Ya veis que simple es conseguir una tarta de manzana. Un pastel para los que no están muy puestos en repostería, o para aquellos que quieren disfrutar de una tarta deliciosa sin grandes complicaciones. Podéis degustarla a temperatura ambiente o fría de la nevera acompañada de una bola de helado, por ejemplo.
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