Para disfrutar de un fin de semana de escapada, de un día o de una noche de celebración o simplemente de un rato de ocio y relax, una de las mejores combinaciones que se pueden imaginar son unas buenas vistas junto con una excelente comida. Eso es precisamente lo que ofrece Tartan Roof que el pasado viernes abría las puertas en la azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Falta muy poquito para que oficialmente dé comienzo el verano y todos esperamos que el buen tiempo llegue por fin con él, empieza el tiempo de terrazas y algunos ya no podemos esperar más para empezar a disfrutar de ellas. En horario continuado, desde por la mañana hasta bien entrada la noche, cualquier momento es bueno para vivir esta experiencia que fusiona lo cultural con lo gastronómico.
Aunque el edificio del Círculo de Bellas Artes visto desde fuera no parece tan alto, las vistas desde la terraza son realmente impresionantes. Uno se sorprende cuando llega a la azotea situada en la séptima planta y comprueba que efectivamente desde allí se puede ver todo Madrid.
Aviso que hay que pagar tres euros para subir, excepto en horario de noche si hemos hecho reserva previa en el restaurante, pero al llegar a la terraza uno siente que el dinero ha estado bien invertido. Arriba hay varias zonas y distintos ambientes desde los que disfrutar de las vistas. Zona chill out para el máximo relax, mesas altas para copas y picoteo y una zona de restaurante para comidas y cenas.
Este seasonal pop-up restaurant será un espacio que cambiará su oferta e incluso su apariencia cada temporada, es decir, en primavera y verano funcionará como Tartan Roof y en otoño e invierno se convertirá en Tartan Lodge, con estilo de refugio de montaña. Al frente de los fogones está el cocinero Javier Muñoz-Calero, garantía de que los platos no decepcionarán.
Además de desayunos, para comidas y cenas hay platos para picar y compartir desde unos diez euros, hamburguesas y perritos calientes novedosos y de gran calidad en el apartado fast street food y exquisitos postres a un precio de seis euros. Así que desde un mínimo de veinte euros por cabeza, ya podemos disfrutar de una comida o una cena de capricho en el techo de Madrid.
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