Vuelve Woody Allen. No es que lo hayamos echado de menos, porque tampoco nos deja solos mucho tiempo, pero siempre apetece poder ir al cine a ver una nueva película del neoyorquino y hoy, estamos de suerte, porque podemos hacerlo una vez más.
Una vez más, Allen nos ofrece una historia original en la que, después de su periplo europeo, nos devuelve una vez más a Nueva York, aunque sólo sea en parte, ya que, como novedad, en Blue Jasmine la Gran Manzana debe compartir protagonismo con San Francisco.
La historia
En Blue Jasmine, Woody Allen nos cuenta como la vida de una mujer, Jasmine (Cate Blanchet) se viene abajo al descubrir que su marido, Hal (Alec Baldwin), un rico hombre de negocios de Nueva York, no sólo ha estado estafando en los negocios, sino que ella también se ha llevado parte de la estafa, al haber estado engañándola.
No le queda otra que recomponer su vida de la mejor manera que puede, por lo que deja atrás una vida de riqueza y lujo en la Gran Manzana, trasladándose a San Francisco, para vivir en un minúsculo apartamento con su hermana Ginger (Sally Hawkins), que tampoco anda sobrada de recursos.
Cate Blanchett, el alma de Blue Jasmine
Allen nos sumerge así en una historia triste, en la que la crisis de Madoff tiene su parte de protagonismo y en la que tanta importancia tiene el choque de clases como la recuperación de una ruptura amorosa.
Y por supuesto, una vez más, es una mujer la que carga con todo el peso de la historia y, es precisamente la interpretación de Cate Blanchett uno de los motivos ineludibles para ir a ver Blue Jasmine. De hecho, en una película que la crítica ya califica con un notable alto, las quinielas ya empiezan a apuntar a Oscar para la actriz.
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