Me flipan los perfumes, por eso jamás de los jamases salgo de casa sin unas gotas en las muñecas. Y me rijo mucho por cómo huelen los demás: la primera impresión cuenta (y mucho, aunque la gente diga lo contrario). También me flipan las ediciones limitadas: sea desde un lápiz a un bolso, si algo tiene el apellido limitado a mi me tienen ganada (un poco estúpido, lo sé). Por eso hoy hablo del nuevo perfume de Greg Lauren que se presenta en edición limitada y con un envase super, ultra, mega, archi, requete, recontra, infinitamente, absolutamente y supercalifragilísticoexpialidosomente guay.
Éste es el primer perfume de Greg Lauren que viene de la mano y es respaldada por Barneys New York Designer Fragrance Collection. Para crear un fiel reflejo a su firma, el diseñador y artista contó con la presencia del perfumista Ralf Schweiger, para desarrollar un fragancia totalmente única. Tiene notas de haba tonka, vainilla y notas marinas. Schweiger es muy respetado en su campo, pues ha creado aromas para Hermès, Marc Jacobs y Saint Laurent.
Pero lo que realmente llama la atención es su envase: único y pintado por el propio artista en su estudio. No hay ninguna igual, por eso es más preciado este perfume. Además, cada una de ellas encarna el espíritu de su vida en su estudio de arte.
Para su confección se ha usado papel, tela e incluso pequeños trozos de telas militares de época. Cada una de estas botellas tiene su nombre escrito a mano en un trozo de cinta adhesiva clásica y las etiquetas están teñidas con todo lo que el artista encontraba por su paso: desde café, tinta, lápiz a pastel. Esta edición se limita a 3.000 ejemplares.
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