Que a las mujeres nos encanta el animal print es una certeza. Nos falta hacer roaoow cuándo vemos una nueva tendencia de animal print. Aunque esta temporada la tendencia va más allá y Cavalli viste de lepopardo a una bebida: Disaronno. Así que brindemos por él: por Roberto Cavalli y por todas las tendencias y las prendas que nos han hecho sentirnos más sexies y más fuertes alguna vez.
Habrá algunas excepciones, pero de una manera u otra, las manchas del salvaje leopardo, de la bellísima cebra, del tigre o las motas del armiño nos causan fascinación. En distintas tendencias, minimalistas, ostentosas, brillos, mates... en la edad postmoderna el leopardo y todo el zoo más colorido forman parte de nuestro universo visual, de nuestra cultura fashionista. Y fue Mr. Cavalli el diseñador que llevó la tendencia hasta el infinito y más allá. Después de que a comienzos de las noventa el leopardo fuera denostado por hortera y vulgar. Pero ya no. Gracias, Cavalli. Gracias por devolvernos la esencia de lo salvaje. La feminidad más felina. Por hacer patchwork con distintas combinaciones de animal print y atraparnos.
¿Por qué nos gusta tanto a las mujeres el animal print? Pañuelos. Camisas. Bailarinas. Botas de agua. Pulseras... En mayor o menor medida, quién no se haya comprado algo felino o de leopardo, que tire la primera piedra. Me pregunto si hay algo ancestral en esa pasión. Si en lo más profundo de nuestros genes guardamos el recuerdo de la caza y el abrigo, el instinto de supervivencia. Imagino a nuestros ancestros luchando por hacer fuego una vez más con dos palos, las mujeres están en la cueva y esperando a que los hombres lleguen con la caza. Hay nieve. Hace frío. Hay hambre. A penas se pueden recolectar bayas de invierno (no sería un invierno cómo este, que estamos achicharradas, claro que no)... Y de pronto, a lo lejos aparecen los hombres. Vienen de cazar, han pasado semanas fuera, y cargan un leopardo. La vida es otra vez posible. La noche será una fiesta comiendo carne y preparando la piel para que otro día les salve del frío.
¿Y la parte sexy? ¿Por qué resulta tan atractivo lucir animal print? Imagino de nuevo a nuestras antepasadas, pegándose un buen revolcón entre las pieles con el estómago lleno. Sin cultura de sexo, sin tacones, sin preocupaciones por si encienden o no la luz, sin miedos, sin culpas, sin estar pendientes del whatsapp... Y posiblemente sin romanticismo, también, muy salvaje todo. Muy animal. Muy a lo Juego de Tronos (pero sin matanzas).
Todo esto son suposiciones. Tal vez por eso nos gusten también los collares tribales y las plumas... Pero podrían tener algo de cierto, ¿o no? Llevamos años con esta tendencia rondándonos y cuando creo que ya no me va a gustar nada, se baña de plata, se convierte en una chaqueta de pedrería y vuelve de otra forma para pedirme un hueco más en el armario. O mira tú: en el mueble bar y con Cavalli. En una botella de licor de amaretto. Para transformar al Disaronno en una bebida más femenina (si cabe).