¿Cómo se toma el café alrededor del mundo?

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A primera hora de la mañana, al mediodía o en la sobremesa. Preparar el café es un gesto más que cotidiano que se repite en millones de hogares a lo largo y ancho del planeta. Una costumbre tan extendida como diversa según la parte del mundo en que se lleve a cabo. A los españoles nos gusta fuerte, con cuerpo y si es con una gota de alcohol, mejor. Pero ¿cómo se toma el café en otros países?

Estados Unidos

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Los norteamericanos son muy aficionados a tomar grandes tazas de café y es natural verlos pasear por las calles y parques de sus ciudades bebiéndolo en enormes vasos. Sin embargo, no fue siempre así. Debido a la influencia ejercida por la colonización británica el té fue la bebida más popular hasta 1767, pero sus precios se dispararon como consecuencia de la Ley de Timbre y la balanza de consumo se inclinó hacia el café.

El café más característico del país es el café americano, creado durante la Segunda Guerra Mundial cuando los soldados vertieron agua caliente sobre sus tragos de espresso para estirarla. Es un café flojo para el gusto europeo, que se prepara con dos partes de agua caliente y una de café solo. A popularizar la cultura del café contribuyeron los "diners" americanos en los que el personal de servicio se pasea entre las mesas rellenando generosamente las tazas.

Italia

En Italia el café es sagrado, todo un arte y motivo de orgullo nacional. El café entró en Italia en el siglo XIV vía Venecia. Entonces era un artículo de lujo, pero con el aumento paulatino de las plantaciones en América su precio se fue abaratando y, consecuentemente, aumentó su popularidad.

El más popular es el espresso, preparado con café recién molido en la cafetera del mismo nombre y servido en taza pequeña, que los italianos toman a cualquier hora. Pero hay otra gran manera de disfrutar del café en Italia y es en forma de capuccino, un café reservado para el desayuno o primeras horas de la mañana, servido en taza grande y ancha, con leche, mucha espuma y un poquito de canela molida.

Portugal

Es a los colonos portugueses a quienes les debemos el hecho de que el café sea, hoy por hoy, una de las bebidas más populares del mundo. Ellos comenzaron a plantar café en Brasil a inicios del siglo XIX y, actualmente, la mayor parte del café que se sirve en Portugal proviene del país sudamericano.

A la hora de beberlo a los portugueses les gusta más el café solo, que llaman Cimbalino, aunque el Galão le sigue de cerca en popularidad. Este consiste en una parte de café poco cargado más tres partes de espuma de leche, servido en un vaso alto. Se podría decir que es como un cortado pero con más cantidad de leche.

Vietnam

Cuando pensamos en países cafeteros los primeros que nos vienen al a cabeza son Brasil, Colombia y Etiopía, que no el segundo mayor productor del mundo: Vietnam. Curiosamente, a pesar de ser un país productor de café, los vietnamitas exportan más de lo que consumen.

No obstante, cuando lo beben lo hacen de una manera muy curiosa y optan por el Cà phê sữa đá, una parte de café, hielo, tres partes de agua hirviendo y dos cucharas de leche condensada, o el Cà Phê Trung, una taza de café de filtro vietnamita, una yema de huevo y dos cucharadas de leche condensada.

Turquía

Es posible que el café turco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, sea el café más concentrado del mundo. Se prepara con café arábigo, molido en molinillo tradicional. Es un café que casi se puede masticar y, como decimos los españoles, cortar con cuchillo y tenedor. Se sirve en tacitas pequeñas y sin asa.

Se prepara en una cafetera de metal llamada "cezve" en la que se calientan el agua y el azúcar hasta el punto de ebullición. Entonces se retira del fuego y se añade una cucharadita de café por persona y una más de propina. El café se hierve dos veces, retirándolo del fuego entre las ebulliciones. Antes de servirlo se le añade una cucharada de agua fría para favorecer el depósito del poso en el fondo del cezve y se vierte en la taza sin filtrar.

Etiopía

Al igual que puede haber ocurrido con Vietnam, del que pocos saben que es el segundo país productor, hay un desconocimiento general sobre la consideración de Etiopía como cuna del café o, como allí se le conoce, "bunna". En este país africano aún prosperan en forma silvestre los cafetos de arábica y sus cosechas están entre las más deseadas de todo el planeta.

La importancia cultural del café para los etíopes es enorme. Existe una ceremonia ritual para su preparación que se considera sagrada y propiciatoria de buena suerte. Se trata de una ceremonia que estrecha lazos sociales en base a la conversación, el respeto y la hospitalidad, a la que nadie en su sano juicio rechazaría asistir una vez invitado porque sería la peor ofensa para un etíope.

La ceremonia comienza por lavar los granos de café verde antes de tostarlos sobre el fuego en una sartén plana. Los granos son molidos en un mortero de piedra y hervidos dentro de una vasija de barro llamada "jebena" sobre las brasas -en las que también se queman incienso o sándalo-. Se degusta solo y con mucho azúcar, pero siempre después de servir una taza en honor de los ancestros familiares y espíritus protectores del hogar.

España

Dejamos nuestro país para el final, del que poco podemos escribir que no se sepa. En España tomamos café a todas horas, lo que nos convierte en uno de los mayores consumidores del mundo. El consumo medio es de 3,6 tazas diarias de café y nuestro café preferido es el café con leche -una parte de café y dos de leche-, pero también somos adictos al solo, al cortado y al café con hielo.

Del carajillo, ese café con un chorrito de brandy, whisky o ron capaz de levantar cualquier ánimo, hablamos por separado porque bien lo merece. Se cuenta que su origen se encuentra en la Barcelona del siglo XIX, cuando los transportistas de mercancías de los mercados tenían por costumbre tomar un café y una copa a primera hora de la mañana, que terminaron sirviéndose juntos.

Aunque hay una segunda versión y es la que nos sitúa en Cuba, en el mismo siglo, donde los soldados españoles lo consumían. Se cuenta que los mandos, antes de que los soldados entraran en el combate, les daban esta bebida con la consiga: "Tómense esto y váyanse al carajo"... y de ahí, nuestro popular y entrañable carajillo.

Vía | Planeta joy
Imágenes | Wikimedia commons, Flickr y Pixabay
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