Es que allí dentro descansan un Dom Pérignon Vintage 1996 y Dom Pérignon Oenothèque 1996. Dos productos de la misma cosecha pero con distintos puntos de maduración y, en consecuencia, con diferentes sabores. Es que el primero fue envejecido durante siete años y se degolló en 2003 al alcanzar su primera plenitud. El segundo, en tanto, envejeció durante doce años.
De este modo, el maduro Vintage 1996 conserva la complejidad de aromas y sabores combinada con cierta frescura y un paladar rico y sabroso, frente a un complejo Oenothèque vivaz, con nervio y estructura, equilibrado, con frescura mineral y un final de boca largo. Al menos así los describen los expertos.
En cuanto a su presentación, la marca ha elegido un cofre hecho en negro mate, tanto su interior como su exterior de modo de conservar mucho mejor al producto que aloja en su interior. Y ahora, el precio… ¿Cuánto? 500 euros. Claro, no podíamos esperar un producto asequible.
Vía | El Mundo