Mi pareja dice que lo mio con las lámparas no es normal. No hay tienda de decoración en la que no me fije en este elemento del hogar, y cuando entramos en alguna casa, cafetería o lugar en el que haya luz, mi vista se dirige hacia el techo. Me dice mucho sobre el dueño de la estancia.
La lámpara Protea que ves en la imagen es sensible a la luz. Vaya paradoja, pero es real.
Así, cuando la luz está apagada, su láminas metálicas permanecen en reposo, mientras que al encenderla, van separándose por efecto del calor que se va generando. ¿No es genial?
Para rematar, no son nada caras: 150 dólares.