
El ideal del melómano: sentarse cómodamente en un sillón y escuchar un concierto a todo volumen, notando en el cuerpo la vibración de los bajos, sin molestar a los vecinos.
Como respuesta a este ideal, los alemanes Sonic Chair han fabricado este sillón, a medio camino entre el sofá pelota de Eerio Aarnio y un bafle monstruosamente grande, al estilo de los que aparecen en los videoclips de música de baile.
Los fabricantes insisten en la insonorización y en la calidad de los múltiples altavoces instalados. Tal vez es mejor que los sofás de masaje: abandonar el cuerpo a los golpes de bajo de una sesión de 2 Many Djs o de The Prodigy. Como el sonido sea la mitad de bueno que su aspecto, la experiencia será imponente.
Vía | Xataca
Má información | Sonic Chair