Cuando se acaba la diversión, o un desastre natural se cruza en su camino, muchos parques de atracciones quedan abandonados a su suerte, convirtiéndose en un homenaje tétrico de lo que una vez fueron a la vez que la naturaleza los invade y el óxido los corroe.
Algunos conservan parte de su encanto, mientras que otros podrían ser el escenario de nuestra mayor pesadilla zombie, como el Six Flags de Nueva Orleans, que fue dejado a su suerte después del paso del huracán Katrina, y en el que ahora solo esperas que aparezca detrás de una esquina algún muerto viviente de los de George A. Romero, con su paso lento y sus gemidos sordos.
Tampoco resulta demasiado apetecible lanzarse colina abajo por los vetustos toboganes del Dadipark en Bélgica, un antiguo parque acuático cuyos toboganes parecen ir directos a las entrañas de un bosque de los que dan miedo.
Aunque para tétricos de verdad, el Nara Dreamland en Japón o Amusement Park S en el corazón de Berlín. No sé si es por la niebla o por el tratamiento de las fotografías, pero ambos parecen sacados directamente del videojuego Silent Hill, que tan mal nos lo hizo pasar sin poder ver más allá de nuestras narices.
Luego hay algunos parques temáticos que no dan tanto miedo, e incluso tienen su atractivo. A este pequeño parque de la provincia de Hubei, en China, lo ha devorado completamente la maleza, hasta el punto que bien podría haber sido un parque de atracciones que se encontraran los personajes de Lost, por lo verde del paisaje.
Tampoco se libran de la maleza los parques de atracciones en zonas desérticas, como este Joyland en Lubbock (Texas) en el que la madera parece resistir a duras penas el ataque de los matorrales, aunque sin duda mi preferido son los restos del Disneyland de imitación que aún permanece a medio construir en una llanura a las afueras de Beijing.
Además de los tétricos, encantadores y desolados, también hay otros parques que resultan intrigantes, como esta preciosa ciudad de UFO Pods en Taiwan, todo un ejercicio de arquitectura futurista que ahora es pasto del moho. A uno le dan ganas de limpiarlos a fondo, restaurarlos e irse a vivir allí.
Sin embargo, para intrigante esta última foto de lo que antes era una montaña rusa en Atlantic City. Resulta que el huracán Sandy destruyó su famoso paseo marítimo de madera, así como otros paseos al norte y al sur, entre los que se vio afectado esta montaña rusa, que ha quedado varada en la playa como una gran ballena azul.
En fin, espero que os haya gustado este paseo por parques de atracciones abandonados. No cabe duda de que son bellos a su manera, como si fueran ruinas de una civilización que aún consideramos vigente o una visión de un futuro apocalíptico.
En Trendencias Lifestyle | Un road trip por los años 50 y sus moteles
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