Cuando salió Oculus Rift hace ya unos años y lo petó en su campaña de crowdfunding, mucha gente pensó que sería una moda pasajera, pero tras confirmarse que la realidad virtual está aquí para quedarse, no han sido pocas las marcas y desarrolladores que se han apuntado al carro.
Por un lado está Sony con su casco de realidad virtual Project Morpheus, que se apoya sobre la potente PS4; por el otro, tenemos la propuesta de Samsung Gear VR, con una especie de accesorio para diseñado por Oculus para el Galaxy Note 4. Ahora se apunta al carro AirVR, un accesorio similar al de Samsung pero pensado para el iPad mini o el iPhone 6+... aunque viendo las fotos y el vídeo, me da la sensación de que esto de la realidad virtual se nos está yendo de las manos.
Y no es que la idea no me parezca buena, he podido probar la realidad virtual en persona y el efecto es espectacular, así que si se puede conseguir algo parecido con un simple accesorio para nuestro tablet o smartphone, que seguro que será más barato (aunque el precio del Samsung Gear VR apunta a los 200 dólares) pues ¡Aleluya!
Sin embargo, digo que esto se nos esta yendo de las manos porque resulta realmente cómico ver a la gente usando la realidad aumentada con un iPad pegado a la cara. Será una experiencia estupenda, pero también ridícula... y un poco triste.
Es que es imaginarme a una familia entera sentada en el sofá cada uno con uno de estos bichos viendo una película o jugando a algún juego, y me entran más ganas de llorar que de reír... pero aún así, por los 35 euros al cambio más gastos de envío que piden por el AirVR en su campaña de Kicstarter, me tienta cosa mala. ¿Será que soy un early adopter empedernido?
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