El mundo está lleno de posibilidades infinitas. Piensa en un deporte, por ejemplo, seguro que has pensado en alguno de correr (de esto tienen la culpa todos tus contactos de Facebook), venga, vamos a pensar conjuntamente en otro. Pensemos por ejemplo en el yoga. Supongamos que de pronto quieres hacer yoga pero, por algún motivo, no te interesa el yoga tradicional. No te va, tienes tus prejuicios, una vez te dormiste en una clase, lo que sea.
Pero eso hoy en día no supone ningún problema, porque dentro del yoga, tienes por ejemplo yoga al aire libre, que es mucho más fresco y divertido. O Bikram Yoga, que es hacer yoga en una sauna a unos 40 grados de temperatura. Incluso tienes yoga bajo el agua. La última novedad en Londres es una cosa llamada Voga, sigue leyendo porque es bastante gracioso.
Voga es una mezcla entre las palabras yoga y Vogue (como lo oís), es una fusión entre el yoga tradicional y el Strike the pose! de Madona. Sin embargo, esto del Voga no es nada nuevo, viene de los 80 (¿cómo no?) concretamente, nació en un salón de baile de Drag Queens neoyorkino. Básicamente, el Voga es hacer yoga posando. Es decir, que, según su creadora, tiene todas las ventajas del yoga pero además te sientes mucho más poderosa y realizada como persona, porque a la vez te sientes bella.
La cosa es que no sé muy bien cómo de poderosa te sentirás haciendo la postura del gato y además posando. No se tampoco si cada vez que posas tienes que mirarte en el espejo y susurrar "Vogue" o si simplemente es pose muda. Pero la verdad es que me parece todo tan absurdo que al mismo tiempo me resulta irresistible: este debe ser el secreto de su éxito.
Las clases cuestan entre 10 y 12 libras. Lo que oyes, una media de 15 euros por hacer yoga y posar al mismo tiempo. Aquí quien no emprende es porque no quiere. O porque no tiene una idea que tenga el equilibrio exacto entre algo muy brillante y muy absurdo.
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