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Para lucir hay que sufrir. Y para lograr ser un patinador experto, hay que rodar por el suelo unas cuantas veces, por descontado.
De modo que para hacerle un buen regalo a nuestos amigos skaters, podemos tomar ejemplo de esta brillante idea de Ken Thinkmo: tunear un monopatín estandar y pintarlo para que tome la apariencia de una tirita.
Un skate básico de unos viente euros (como este), pintura y un poco de voluntad. Salud visual para las caídas del futuro. Curasana, curasana.
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