En los sesenta se puso de moda fabricarse en casa lo que se llamaba un sicodélico: un trío de bombillas, colocadas a modo de semáforo, que variaban de intensidad según la fuerza de los sonidos agudos, medios y bajos, respectivamente.
La herencia se mantiene, y se va depurando en sus formas. Las cosas han cambiado, y de aquellas tres bombillas coloreadas colocadas sobre una base de madera, hemos llegado a ulitlizar los propios altavoces como fuentes de luz que bailan al ritmo de la música. Los altavoces Lightwave, que pueden oscilar entre doce colores, o pueden programarse para oscilar en un solo color, por los viejos tiempos.
Sicodelia condensada y amplificada. 75 euros.
Vía | PopGadget
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