Siempre estoy a la busca y captura de nuevos lugares para poder tomar una buena cena, aunque esos lugares se encuentren en la otra punta del globo terráqueo. Y hoy la parada se hace en Santa Catarina, un pequeño municipio de México con un restaurante de lo más cool: Santa Cruz. Comida rápida y económica sin prescindir de la calidad y de un packaging de esos que te hacen prestar más atención que nunca.
¿Su filosofía? Reducir su menú a cuatro básicos de tres modos distintos: brisket, pavo, cerdo o pollo en hamburguesa, taco o con hueso. Y es que aquí se emplea aquello de menos es más. Todos sus ingredientes son naturales y frescos, una calidad que según comentan se nota (y se agradece).
Todo esto es posible ya que al frente se encuentra un grupo de gente joven que no se conforma en hacer las cosas porque sí y porque los demás lo hacen del mismo modo. Creatividad y esfuerzo por hacer que su producto destaque de los demás sin tener que hacer pagar por ello al cliente.
Lo que viene siendo un fast food bueno (y sano), bonito y barato.
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