Las cámaras de fotos compactas parecen estar contra las cuerdas desde que los móviles incluyen cámaras y prestaciones cada vez más competentes. Pocos son los que ya se molestan en llevar encima una “cámara dedicada” encima, a no ser que sea una reflex o sin espejo que les permita cambiar objetivos y ser algo más creativos que los simples filtros que se ofrecen las apps para los smartphones.
Mientras los fabricantes de cámaras saben que sus modelos están arrinconados y se empeñan en ofrecer prestaciones que suelen incluir los móviles y añadirles a sus compactas conectividad, los fabricantes de teléfonos siguen aprovechando la situación y quieren hacerse definitivamente con ese trozo del pastel ofreciendo cada vez mejores ópticas, como las de Nokia o, las de la coreana Samsung, que es la que nos ocupa.
Así a la “galaxia” de smartphones fotográficos inaugurada por el S4 Zoom, viene a sumarse ahora el Galaxy K Zoom, otro teléfono que, basado en el S5 de este año, ofrece como detalle exclusivo una óptica realmente potente de 24-240 mm, como en el anterior modelo, y un sensor de 20 Megapíxeles.
Se unen así una vez más, lo mejor de la fotografía con el poder llevar un smartphone más que competente en el bolsillo; algo más escaso de prestaciones que el Galaxy S5, pero más que suficiente para lo que muchos le piden al móvil, y más si esto es poder hacer fotos realmente buenas sin llevar dos gadgets en el bolso o bolsillo.
Porque, si el Galaxy S4 Zoom del año pasado os parecía algo “mamotreto”, el K Zoom viene a poner solución a aquellos defectillos que le podíamos encontrar al anterior modelo y, ahora, toda la tecnología de aquel e incluso más, se concentra en un teléfono mucho más delgado, elegante y cómodo de llevar encima, que, además, ha mejorado mucho su aspecto, ofreciéndose en 3 colores (blanco, negro y azul) y con la parte trasera simulando estar acabada en piel, igual que en el S5.
Si la cámara, que no sólo hace buenas fotos y estupendos vídeos en HD, gracias a su enorme sensor y a sus aberturas entre f/1.3 y 6.3, ya es excelente para un smartphone, el apartado “telefónico” queda a la altura gracias a su procesador de 6 núcleos y a su pantalla Super AMOLED de 4,8 pulgadas, en los que se mueve con la mayor soltura la última versión de Android, KitKat 4.8.
Además, al ser un “teléfono-cámara”, para poder hacer todas las fotos de esas irrepetibles vacaciones que nos vamos a pegar este verano, el espacio de almacenamiento no debe faltar, así que, a sus 8 Gb de memoria interna se pueden sumar casi los que deseemos gracias a su ranura para tarjetas de memoria micro SD.
Por último, sí una cámara decente nos puede costar cerca de unos 200 euros y smartphone de estas características no bajaría normalmente de los 500 euros, alegra saber que nos podemos llevar las dos cosas en plan “todo-en-uno” por un precio de 499 euros que, con el tiempo irán bajando un poco. Y si lo estamos necesitando para irnos de vacaciones a la de ya, seguro que también alegra poder ir a la tienda ahora mismo a por él, porque ya está disponible en nuestro país.
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