A estas horas y ya con las temperaturas primaverales que nos gastamos este año, ¿te apetece un buen té helado? ¡Pues blanco y en botella! Bueno, blanco no, pero en botella sí, bueno, también, y sin las complicaciones de prepararlo: sólo necesitarás ponerlo a enfriar.
Nos lo sirve Twig, la marca británica (de dónde si no), que presume de no poner nada más que agua y hojas de té en sus infusiones. Eso para el interior, porque para el exterior también tienen motivos para presumir de su línea de productos Cold Brew Tea.
Porque algo parecido a lo que ocurre por aquí con los aceites de oliva premium es lo que han querido hacer ellos con su té para servir frío, dándole un toque premium en su packaging. Se lo han encargado al Studio Thomas y, visto el resultado, casi podríamos estar hablando de perfumes más que de infusiones.
Con una botella de líneas simples y minimalistas, en tamaño “monodosis”, el Studio Thomas dice haberse inspirado en la sutileza del sabor de los tés de Twig para crear este packaging, aunque algo de estilo japonés también hay en él. La simpleza del envase de vidrio se extiende así mismo a la etiqueta, una fina tira de papel en fondo blanco, que cuenta poco más que la variedad del té que contiene, y luce un toque de color en la parte superior, para distinguir las cuatro especialidades que se pueden degustar en esta línea Cold Brew Tea.
Lo que está claro es que, aún sin ser un aficionado al té de las 5, con un look tan mimado como este, es fácil querer como mínimo, probar todas y cada una de las variedades que nos ofrecen.
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