Son muchos los que dicen que lo de los colores flúor ha sido una moda pasajera y que ya ha pasado, a mi misma me sucede que algunas de las cosas que veo en esos tonos ya me parecen aburridas o demasiado vistas, sin embargo hay otras que me siguen gustando y siguen llamando mi atención. El tema está más que en los colores en si, en la forma de utilizarlos.
En Moloform han sabido jugar con la mezcla de los colores flúor y el color blanco. Si hubiesen pintado sus muebles de almacenaje únicamente con colores flúor lisos, ahora mismo estaríamos diciendo que eran un horror, pero han jugado con el gradiente que pasa del tono intenso al blanco más suave y luminoso y el resultado es excelente.
Por un lado está la originalidad del diseño de los muebles en sí que llaman la atención especialmente por el número y la forma de sus patas y por otro la mezcla de estilos que combinan el clásico de las líneas del mobiliario, con el color blanco característico del estilo nórdico y los tonos flúor o neón tan modernos.
Digamos que la idea no está en usar colores flúor sin más, si lo hacemos así es posible que no consigamos una pieza atractiva porque es cierto que estos tonos llevan ya tiempo en el mercado y si no los utilizamos de un modo diferente empiezan a cansar, lo importante en este caso está en los contrastes que son los que marcan la diferencia.
Vía | Zeutch Más información | Moloform En Trendencias Lifestyle | Decoración y arte se unen en la exposición 'Entre dos mundos' de Dionisio Peláez